Un cambio que se efectúa en el corazón y en el modo de pensar, lo cual significa adoptar una nueva actitud en cuanto a Dios, en cuanto a uno mismo y en cuanto a la vida en general. El arrepentimiento implica que la persona se aleje del pecado y entregue su corazón y su voluntad a Dios, sometiéndose a los mandamientos y deseos del Padre y abandonando el pecado. El verdadero arrepentimiento nace del amor por el Señor y del deseo sincero de obedecer Sus mandamientos. Toda persona responsable de sus actos ha pecado en alguna forma y debe arrepentirse a fin de progresar hacia la salvación. Nuestro arrepentimiento se hace efectivo y es aceptado por Dios solamente mediante la expiación de Jesucristo.
> Quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo, Isa. 1:16.
> Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, Ezeq. 18:30–31.
> Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado, Mateo 3:2.
> Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, Lucas 15:7.
> Dios manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan, Hech. 17:30 (2 Ne. 9:23; 3 Ne. 11:31–40; DyC 133:16).
> La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, 2 Cor. 7:10.
> El Espíritu del Señor Omnipotente ha efectuado un potente cambio en nuestros corazones, por lo que ya no tenemos más disposición a obrar mal, Mos. 5:2.
> Si confiesa sus pecados y se arrepiente, a este has de perdonar, Mos. 26:29.
> Después de la predicación de Alma, muchos empezaron a arrepentirse, Alma 14:1.
> No demoréis el día de vuestro arrepentimiento, Alma 34:33.
> Alma testificó a Helamán de su arrepentimiento y conversión, Alma 36 (Mos. 27:8–32).
> El arrepentimiento no podía llegar a los hombres a menos que se fijara un castigo, Alma 42:16.
> Deja que te preocupen tus pecados, con esa zozobra que te conducirá al arrepentimiento, Alma 42:29.
> Me ofreceréis como sacrificio un corazón quebrantado y un espíritu contrito, 3 Ne. 9:20.
> Al que se arrepintiere y viniere a mí como un niño pequeñito, yo lo recibiré, 3 Ne. 9:22.
> Arrepentíos, todos vosotros, extremos de la tierra, 3 Ne. 27:20.
> Cuantas veces se arrepentían, se les perdonaba, Moro. 6:8.
> No prediquéis sino el arrepentimiento a esta generación, DyC 6:9 (DyC 11:9).
> ¡Cuán grande es su gozo por el alma que se arrepiente! DyC 18:13.
> Todo hombre tiene que arrepentirse o padecer, DyC 19:4.
> El que peque, y no se arrepienta, será expulsado, DyC 42:28.
> El que confiese y abandone sus pecados es perdonado, DyC 58:42–43.
> Los muertos que se arrepientan serán redimidos, DyC 138:58.
> Nosotros creemos en el arrepentimiento, AdeF 1:4.