Reconocer la mano de Dios en nuestras vidas

 


El presidente Henry B. Eyring nos ha instado “a buscar formas de reconocer y recordar la bondad de Dios… Esta noche y mañana por la noche, ruego que oren, mediten y pregunten: ¿Me envió Dios algún mensaje que era exclusivamente para mí? ¿Vi Su mano bendecir mi vida o la vida de mis hijos?… Testifico que Él nos ama y nos bendice, más de lo que muchos hemos reconocido” (“¡Oh recordad, recordad!”, Liahona, noviembre de 2007, págs. 67, 69).