El Consejo de los Profetas

 


Considere lo que dijo el presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia, con respecto al costo de rechazar los consejos proféticos y acerca de la seguridad que proviene de escuchar a los profetas:

       “Para los que tienen una fe firme, resulta razonable buscar el camino hacia la seguridad en el consejo de los profetas. Cuando habla un profeta, los que tengan poca fe podrán creer que sólo escuchan a un hombre sabio que da buenos consejos. Luego, si ese consejo parece cómodo y razonable, y está de acuerdo con lo que ellos desean hacer, lo aceptan; si no es así, consideran que no es un buen consejo o contemplan las circunstancias que los rodean para justificarse y de ese modo considerarse una excepción. Los que no tengan fe podrán pensar que sólo escuchan a hombres que tratan de ejercer influencia por algún motivo egoísta…

       “En mi vida, siempre que he elegido posponer seguir el consejo inspirado o que he decidido que yo era la excepción, he llegado a darme cuenta de que me había puesto en peligro. Siempre que he escuchado el consejo de los profetas, lo he confirmado por medio de la oración, y después lo he seguido, y he visto que me dirigía a un lugar seguro” (véase Liahona, julio de 1997, págs. 27–28).