Tener Caridad

 

El élder Marvin J. Ashton (1915–1994), del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó qué quiere decir tener caridad:

“La caridad quizás sea, en muchos sentidos, una palabra que se interpreta mal. A menudo, equiparamos el concepto de la caridad con visitar a un enfermo, llevarle comida a algún necesitado o compartir lo que nos sobra con aquellos que son menos afortunados. Sin embargo, la verdadera caridad es mucho, mucho más.

“La caridad verdadera no es algo que se dé; es algo que se adquiere y que se incorpora a nuestro ser; y cuando la virtud de la caridad se graba en nuestro corazón, nunca más volvemos a ser los mismos. Esto hace que el sólo pensar en [menospreciar a los demás] sea repulsivo.

“Quizás adquiramos la mayor caridad al ser amables los unos con los otros, al no juzgar ni adjudicar categorías a los demás, al limitar nuestras malas opiniones de otras personas o permanecer en silencio. La caridad es aceptar las diferencias, debilidades y faltas de los demás; es tener paciencia con alguien que nos haya fallado; es resistir el impulso de sentirnos ofendidos cuando alguien no hace las cosas de la manera en que nos hubiera gustado. La caridad es rehusar aprovecharnos de las debilidades de otros y estar dispuestos a perdonar a alguien que nos haya herido. La caridad es esperar lo mejor los unos de los otros” (véase Liahona, julio de 1992, pág. 21).